JESÚS DE NAZARET DESENCARNA 88 DÍAS DESPUÉS DE SU CRUCIFIXIÓN Y SU CUERPO SE ENCUENTRA EMBALSAMADO EN JERUSALÉN
A las Doce (12) del Día Viernes 27 de Marzo del Año 33, cortaban el aire los ecos de los martillos clavando a Jesús de Nazaret de pies y manos y la Cruz es levantada, con un grito de horror.
Una mujer, pálida como la muerte, sube la cuesta y ya el monte está desierto. Un joven de 23 años se arroja al pie de la Cruz, pone su mano sobre la piedra que recibe la sangre de su hermano y levantando la otra al cielo, clama: “Hermano mío, juro al Dios vivo quitarte los cargos del Cristo”.
María de Jericó (Madre de Jesús de Nazaret) se abalanza con los brazos tendidos y oye de Jesús de Nazaret: “Mujer he ahí a tu hijo; ese es el que ahora necesita de ti”, era Jaime, el hermano menor de Jesús de Nazaret.
María de Jericó se abraza a Jaime y las otras mujeres con Juan y Pedro que llegó avergonzado y abatido, rodea al grupo de Jaime y su Madre María de Jericó, que los salpicaba la sangre que corría por la Cruz.
Jesús de Nazaret ha caído en un desmayo, su Espíritu ya no estaba allí.
Se acercaban las Tres (3) de la Tarde, cuando llega el Soldado Longinos y rasgó el pecho de Jesús de Nazaret para ayudarle a morir (Desencarnar) antes. Longinos no lo hizo con maldad y no miró al clavar la lanza y no hirió el corazón.
Jesús de Nazaret al sentir el dolor del desgarrón, reaccionó y exclamó: ¡Hellí, Hellí! Padre, Padre, perdónales que no saben lo que hacen.
Arimatea, que había pedido el Cuerpo de Jesús de Nazaret, llegaba con los elementos necesarios para descenderlo de la Cruz y darle sepultura.
En aquel momento, el firmamento se encapotó y ruidos subterráneos se oyeron, lo que alejó todos los escasos curiosos que llegaban o merodeaban y un terremoto hizo temblar el suelo.
Descienden a Jesús de Nazaret, la Guardia había huido espantada y en su perjuicio corrían diciendo: “Verdaderamente es Hijo de Dios y nos castiga”.
Arimatea aprovecha aquella soledad y viendo que Jesús de Nazaret vivía, encargó el silencio; cierra el Sepulcro destinado a Jesús de Nazaret, encerrando allí la sábana que lo recogiera de la Cruz manchada de sangre y llevan al Mártir Jesús de Nazaret a la Escuela Esénica, lo curan y reacciona.
El secreto lo saben María de Jericó, las mujeres, Pedro, Juan, Jaime, Arimatea y Nicodemo.
Los sacerdotes de la Religión Judaica recuerdan que había hecho creer Jesús de Nazaret que resucitaría al Tercer Día. Saben éstos que esto no puede ser verdad, pero temían algún hecho de la Magia que los Alquimistas de la Escuela Esénica podían producir y que la gente creerá y el cual será peor.
Ya era tarde; pero los sacerdotes de la Religión Judaica piden que el Gobernador ponga Guardias en el Sepulcro que creían contenía el Cuerpo de Jesús de Nazaret. La Escuela Esénica toma sus disposiciones; en la noche del Domingo, han ido al Sepulcro llevando algunas bebidas, de las que los Guardias han tomado y con el narcótico preparado, duermen.
Los visitantes de la Escuela Esénica levantan la losa del Sepulcro y dejan la sábana manchada con la sangre de Jesús de Nazaret dentro. A su tiempo, los Guardias, que duermen por el narcótico que bebieron, sueñan según la sugestión del narcótico, viendo la “Resurrección”, cuyo fenómeno, puede y lo hizo un Espíritu Materializado y los Guardias despiertan y corren asustados gritando: “Ha resucitado, ha resucitado”.
La Kábala de los Esénios no descuida los acontecimientos y prepara en su Poder Psíquico-Hipnótico-Magnético y Espiritual las Causas para producir los Efectos que han de ser castigo a los sacerdotes de la Religión Judaica
Por estos hechos Psíquico-Magnéticos y actos de Alta Magia, debido al conocimiento de la Alquimia (Madre de la Química), con la cooperación de los Espíritus de Misión, ha quedado el Pueblo bajo la duda, sin negar ni afirmar, pero amedrentado y pesaroso. (Efecto de la Causa Ignorancia).
Jesús de Nazaret no se recupera de las heridas, la Escuela Esénica representará la Ascensión como convenía para “entero castigo de los asesinos de Jesús de Nazaret y del Pueblo y si los sacerdotes de la Religión Judaica tienen el valor de declarar los actos de Magia de la Escuela Esénica, ésta declarará la verdad, suceda lo que suceda”; así quedó escrito en aquellos Archivos, que sólo en el Siglo XVIII, dejó sacar dos copias, (no de todo enteras porque aun no era hora) las que están una en Berlín (Alemania) y la otra en Londres (Inglaterra).
El primer Jueves de la Luna de Mayo, aprovechando una magnífica Aurora Vespertina, salió un Maestro de la Escuela Esénica con varios novicios con sus clásicos mantos albos y se colocan en la cúspide del Monte Olivete, reflejándose en los mantos el rojo áureo de la Aurora. El Maestro, conforme a las reglas de la Magia extendió sus brazos, en cuyo momento los novicios con sus mantos extendidos destaparon frascos de productos de Alquimia, envolviéndolos una nube blanca pasada por los rayos áureo rojos, que se elevaba hasta perderse, mientras los actores cantaban: “Hosanna in exelsis Deo” desapareciendo tras la nube por la falda de la montaña: y así queda fraguada la famosa Ascensión de Jesús de Nazaret a los Cielos, que no se atrevieron a desmentir los asesinos sacerdotes de Jesús de Nazaret.
Esta es la verdad de los hechos y ya Jesús de Nazaret queda invisible para todos menos para su Madre María de Jericó, Jaime su hermano, y Juan el Apostol (No se debe confundir Juan el Solitario con Juan el Apostol, quien escribió el “Apocalipsis”). Jaime recibe todos los secretos, mandatos y ayuda de la Kábala de los Esénios y Jesús de Nazaret Desencarna, debido a sus heridas, a los 88 días de su crucifixión, correspondiendo al Día 22 de Junio de nuestros meses actuales del Calendario Gregoriano. (1)
